Afasia, una secuela frecuente del ACV que puede ser revertida en muchos casos
La rehabilitación amplía las capacidades
Lo que se conoce como accidente cerebrovascular (ACV) o stroke –o “infarto cerebral”– no sólo es potencialmente letal, sino que también, en los casos en que la persona salva su vida, puede dejar secuelas neurológicas capaces de generar diferentes grados de discapacidad. En este último sentido, una de las posibilidades más frecuentes y palpables es la afasia, un trastorno del lenguaje que mina la capacidad de una persona para comprender y para comunicarse, y que afecta en alguna medida a nada menos que a una de cada tres personas que sobreviven a un ACV.
En todos los casos, la clave es no dejar pasar el tiempo y comenzar el tratamiento de rehabilitación en forma inmediata. “Lo más recomendable –explica la licenciada Daniela Szenkman, fonoaudióloga del Departamento de Lenguaje del Instituto de Neurología Cognitiva (INECO) de Buenos Aires– es comenzar el tratamiento lo antes posible, o sea, en la fase aguda del ACV. Sin embargo, nunca es tarde para empezarlo, ya que existe evidencia de que los pacientes afásicos crónicos también pueden beneficiarse de la medicación y la rehabilitación”.
Esta especialista considera importante dejar en claro que la afasia no se debe a que el ACV esté afectando lo que habitualmente se entiende por “inteligencia”, sino que lo que ese evento vascular –u otras causas, ya que este trastorno puede ser resultado de un tumor cerebral o de un traumatismo de cráneo– ha dañado son las zonas del cerebro en las que reside la estructura del lenguaje. De ahí que la mayoría de las personas con afasia sufran también dificultades para leer y escribir.
El acceso a la rehabilitación
Un estudio realizado en países de América Latina (incluida la Argentina) indicó que es muy limitado el acceso a la rehabilitación del ACV; la consecuencia es que sólo el 24% de las personas que sobrevive al evento de este tipo logra reintegrarse a la vida laboral.
“Si tomamos en cuenta las estadísticas locales que muestran que sólo el 30% de las personas que sufren un ACV accede a un programa de rehabilitación, no es ilógico que el resultado sea que sólo el 24% logra volver al trabajo”, opinó al respecto el doctor Luciano Sposato, jefe del Programa de Stroke del Hospital de Clínicas “José de San Martín” de Buenos Aires. Se estima que en la Argentina se producen unos 100.000 accidentes cerebrovasculares cada año.
«No hay dudas de que con rehabilitación se podrían mejorar los porcentajes de pacientes que pueden volver a trabajar después de haber sufrido un accidente cerebrovascular», agregó el especialista. Los accidentes cerebrovasculares se producen por la interrupción transitoria del flujo sanguíneo que nutre los tejidos cerebrales, que puede ocurrir cuando una arteria que lleva sangre al cerebro se tapa (ACV isquémico) o se rompe (ACV hemorrágico). La tasa de mortalidad oscila entre el 22 y el 25 por ciento, y 9 de cada 10 personas que sobreviven padecen secuelas neurológicas, como la lo es la afasia.
El abordaje integral
El tratamiento para las personas con afasia integra tanto medicación como tareas de rehabilitación intensiva. En todos los casos es fundamental realizar un diagnóstico diferencial que permita determinar cómo ha sido afectado cada paciente en particular, ya que no todos presentan las mismas dificultades en el lenguaje. Algunos pueden presentar dificultades para hablar, otros presentan dificultades para seguir una conversación, otros para comprender lo que escuchan o para encontrar las palabras que necesitan para expresarse. Además, el trastorno presenta un amplio rango de dificultades que van de leve a muy severa, afectando el habla, la escritura, la lectura y la comprensión del lenguaje.
En todos los casos, las personas afásicas tienen en común son las dificultades para usar el lenguaje y comunicarse de modo eficaz. “Es fundamental destacar que muchas personas continúan mejorando aún durante años e inclusive décadas posteriores a la presentación de la afasia. Para lograrlo, es necesario continuar realizando rehabilitación, con la mayor intensidad de tratamiento posible”, alentó la licenciada Szenkman. Para concluir cabe recordar que, en la Argentina, el infarto cerebral constituye la principal causa de discapacidad en personas adultas.
Fuente: Castropol