Dermatitis atópica: la enfermedad empeora con el frío
El invierno, por los cambios bruscos de temperatura, puede desencadenar en estos pacientes la aparición de eccemas que pican y lastiman la piel. La dermatitis atópica, sobre todo en los casos más severos, genera frustración, vergüenza, aislamiento y puede desencadenar cuadros de depresión. Con frecuencia, los pacientes se rascan toda la noche y no duermen, faltan al trabajo o a la escuela, entre otros impactos en la vida diaria.
El aire seco, los cambios bruscos de temperatura y los espacios calefaccionados disminuyen la humedad del ambiente, por lo que impactan en la hidratación de la piel y generan un microclima desfavorable para quienes tienen Dermatitis Atópica. Por eso, la Asociación Civil de Dermatitis Atópica Argentina (ADAR) aprovechó el inicio del invierno para concientizar al respecto, presentar en sociedad su conformación como organización e invitó a ‘ponerse en la piel’ de los pacientes.
La Dermatitis Atópica (DA) es una enfermedad inflamatoria crónica -no contagiosa- que altera el sistema inmunitario y, en su variante severa, se manifiesta frecuentemente con brotes en la piel, picazón intensa y persistente, dolor, enrojecimiento, costras, secreciones e infecciones[1],[2],[3]. Está comprobado que las personas con dermatitis atópica experimentan más picazón en invierno[4], porque la piel sensible de estos pacientes reacciona ante los cambios bruscos de temperatura.
“Al vivir con DA, estás muy pendiente de tu piel todo el tiempo. A dónde vas y cómo te vestís son aspectos menores para cualquiera, pero pueden determinar la aparición de brotes en la piel y una picazón intensa difícil de manejar, que te puede impedir concentrarte en una reunión social o laboral y no dejarte dormir en toda la noche”, sostuvo la Mariana Palacios, mamá de una hija con DA y presidente de ADAR.
Cuando comienza el invierno, el frío aumenta los brotes y agudiza los síntomas de irritación por la DA. Los ambientes cerrados y climatizados resecan la piel, empeorando el cuadro de quien posee eccemas. Esto hace importante -en esta época del año- insistir en los cuidados que la piel sensible necesita.
Recomendaciones de invierno:
· Mantener los ambientes húmedos (colocando en cada uno un recipiente con agua)
· Realizar baños cortos, con agua tibia
· Utilizar jabones sin perfume
· Aplicarse abundante crema humectante, tras secarse la piel con una toalla suave.
· No sobreabrigarse
· Vestirse en capas, con ropa fácilmente removible
· Evitar el aumento de la temperatura corporal y la sudoración.
“De todas maneras, siempre y sin excepciones, ante un nuevo brote, la recomendación más certera es consultar con el médico especialista, ya que cada caso es distinto y puede requerir tratamientos específicos”, aseguró Mónica Ladner, mamá de dos hijos con DA y miembro de la CD de ADAR.
Esta enfermedad se presenta como una picazón intensa y enrojecimiento de ciertas zonas de la piel como el cuero cabelludo, la cara, el cuello, la zona de pliegues o como eczema crónico de las manos[5]. También puede comprometer la zona genital, pezones y areolas y provocar un gran impacto en la calidad de vida.
Aparece mayoritariamente en la infancia y, en un porcentaje importante de casos, con los años el cuadro se va revirtiendo. Sin embargo, en 3 de cada 10 pacientes la condición continúa tras la pubertad y, de hecho, algunas personas inclusive experimentan los primeros síntomas recién en la adultez. Los casos severos en adultos tienden a ser alrededor del 5%[6],[7],[8],[9],[10].
Vivir con Dermatitis Atópica
Tal como reconoció Gabriela Cociña, mamá de una hija con DA y miembro de la CD de ADAR, la forma ‘severa’ de la enfermedad –fundamentalmente- afecta en forma considerable la calidad de vida: “impacta en el desempeño laboral, su familia, la realización de actividad física o la posibilidad de conciliar el sueño. Puede ocasionar baja autoestima, temor a ser visto, sufrir bullying y depresión”.
4 de cada 10 personas con DA severa sienten vergüenza y 1 de cada 2 se frustra por su enfermedad con frecuencia o siempre. Produce ausentismo laboral (el triple que una persona sana)[11] y escolar: los adolescentes en promedio pierden 26 días de clase al año[12] (3,5 días por cada episodio).
Para la versión leve de la enfermedad, el tratamiento está dirigido a mejorar la barrera cutánea (integridad de la piel), evitar su deshidratación y tratar la inflamación. Por tanto, ayuda mantener la piel humectada e hidratada con cremas especiales.
La fototerapia aporta beneficios y existen tratamientos sistémicos a partir de drogas más complejas, pero que no resultan muy eficaces en los casos severos, por lo que hay una necesidad insatisfecha en términos de medicaciones, dirigidas específicamente al proceso inflamatorio subyacente.
“Para los casos más severos de dermatitis atópica, sabemos que la medicina está avanzando en este sentido y estamos esperanzadas con la llegada de nuevas opciones. Por eso también queremos convocar a los pacientes que sufren picazón frecuente en la piel y que no han recibido un diagnóstico o una respuesta satisfactoria de parte del médico que visitaron, que vuelvan a la consulta o que busquen a otro especialista”, subrayaron desde ADAR.
Nace una asociación de pacientes
ADAR es una asociación civil, de formación reciente, integrada por pacientes y familiares afectados por la dermatitis atópica. “Queremos informar y ayudar a quienes padecen esta enfermedad crónica, porque puede ser de gran ayuda conversar con quien atraviesa por lo mismo”, refirió Mariana Palacios.
“Comenzamos como una página en Facebook, que al poco tiempo comenzó a crecer sin parar porque es mucha la necesidad de los pacientes, que buscan orientación y contención”, agregó Mónica Ladner.
“Desde nuestro lugar, queremos contribuir a concientizar sobre esta enfermedad, desterrar los prejuicios y la desinformación, que hacen que nuestros hijos o nosotras mismas suframos mucho. Estamos cada vez más cerca de poder vivir mejor, de controlar mejor la dermatitis atópica, pero es necesario que haya más investigación y más avances”, concluyó Gabriela Cociña.