Desarrollan nuevas vías para mejorar el control de la psoriasis
Cambia el paradigma de tratamiento de la enfermedad. Especialistas debaten el beneficio de bloquear en el organismo proteínas específicas, y entre ellas la interleuquina 23, que cumple un rol clave en el desarrollo de la psoriasis en placas, que es la forma más frecuente de la enfermedad. Los casos de psoriasis moderada a severa históricamente se tratan con una clase de medicamentos biológicos denominada ‘anti TNF’, pero nuevos estudios generan consensos respecto a que el mejor camino para controlarla sería a través de terapias que bloquean las interleuquinas. La psoriasis es una condición que padecen más de 100 millones de personas en el mundo. Se estima que en Argentina afecta entre el 2 y el 3% de la población, lo que representaría alrededor de 800 mil a un millón de pacientes.
La psoriasis es una enfermedad crónica que impacta a nivel sistémico, pero que se manifiesta sobre todo en la piel; la mayoría de las veces -en 8 de cada 10 casos[3]- a través de la aparición de placas rojizas, blancas o plateadas, escamosas y engrosadas, que pican, duelen, se agrietan y a veces sangran. No es contagiosa y puede causar un fuerte impacto negativo sobre la calidad de vida, en parte por el grado de estigmatización social que en algunos casos todavía genera. Por eso, expertos destacan que es muy favorable que se siga investigando para desarrollar cada vez mejores tratamientos, que permitan obtener resultados más profundos.
“El objetivo del tratamiento consiste en lograr una piel lo más libre de lesiones que se pueda y sostener ese resultado en el tiempo. Buscamos alcanzar la ausencia de manifestaciones en la piel o signos mínimos”, sostuvo durante su visita a nuestro país para disertar ante dermatólogos el Dr. Luis Pliego, Director Médico y Regulatorio de Janssen Latinoamérica Sur.
Alrededor del 20% de los pacientes presenta la variante ‘moderada a severa’, en la que las placas afectan a más de 5% de la superficie corporal. Esta es una condición compleja, donde varios mecanismos participan para desencadenar el proceso inflamatorio. De todos modos, en las últimas décadas se ha avanzado enormemente en el desarrollo de un abanico amplio de opciones de tratamiento.
“Los pacientes hoy cuentan con tópicos (cremas), la exposición a rayos ultravioleta con equipos especialmente desarrollados para este fin (fototerapia) y tratamientos sistémicos a base de comprimidos o inyecciones subcutáneas. Entre estos últimos están los medicamentos ‘biológicos’. Según el grado de severidad, el dermatólogo -en diálogo con el paciente- determinará qué opción considera que mejor lo beneficiará”, subrayó el Dr. Gabriel Magariños, consultor en Dermatología del Hospital Houssay de Vicente López.
“Hasta el momento, la psoriasis no tiene cura y, aunque contamos con buenos medicamentos, tampoco hemos logrado controlarla definitivamente, por lo que es necesario seguir investigando para mejorar cada vez más su manejo”, agregó el Dr. Pliego.
Tras interpretar mejor los procesos que desencadenan la enfermedad, se identificó que una proteína, la interleuquina 23, cumple un rol clave y se está debatiendo a nivel internacional de que éste sería un camino más favorable para controlar la enfermedad. Ya se publicaron resultados de los beneficios de bloquear selectivamente esa proteína en el organismo para mejorar significativamente las manifestaciones en la piel, eliminando o reduciendo al mínimo la presencia de placas. Se espera para el corto plazo en nuestro país la disponibilidad de novedades terapéuticas en esa línea.
La efectividad de los medicamentos para la psoriasis se mide con un score conocido como PASI, que considera el porcentaje de superficie corporal libre de lesiones de psoriasis que el tratamiento permite obtener. En ese sentido, bloqueando la interleuquina 23 se obtendrían los resultados más contundentes para una gran mayoría de los pacientes, en el orden del 90%, lo que se conoce como PASI 90.
Tal como sugirió el Dr. Magariños, “lograr y sostener en el tiempo una piel sin marcas de psoriasis es una meta ambiciosa, pero cada vez se están obteniendo mejores resultados, tanto a corto como a largo plazo”.
¿Hay subdiagnóstico?
Respecto de la posibilidad de que ésta, como tantas otras enfermedades crónicas, estuviera subdiagnosticada, el Dr. Magariños se encargó de aclarar que “no es una condición de difícil diagnóstico en el consultorio. Salvo algunas variantes muy puntuales que podrían confundirse con otras enfermedades cutáneas, la psoriasis puede identificarse clínicamente sin complicaciones, observando las zonas afectadas en la piel del paciente”.
Lo que podría existir, reconoció el especialista, es un porcentaje considerable de personas que nunca hayan consultado con un dermatólogo, o ni siquiera con un clínico, por las lesiones de su piel: “más allá de que podrían vivir mejor, continuó, “es importante que lleguen al diagnóstico y se traten, porque el proceso inflamatorio que se da en esta enfermedad puede ocasionar daños en otros órganos y sistemas como artritis psoriásica e infarto, entre otras.
Se ve y atrae miradas
Aunque no es contagiosa, muchos pacientes refieren que eligen cubrir las placas de su cuerpo con mangas largas y abrigos por la reacción que generan en los demás. Múltiples encuestas internacionales y nacionales han medido el elevado impacto de esta enfermedad en la vida de los pacientes, en términos de oportunidades de desarrollo laboral, en la vida social y de pareja, en la autoestima, el miedo a mostrarse y hasta en el desarrollo de cuadros de reclusión, ansiedad y depresión.
Por lo tanto, “es muy favorable que contemos cada vez con mejores medicamentos, que permitan aclarar la piel, reduciendo al mínimo las lesiones y permitiendo que las personas puedan llevar adelante su vida de una manera normal, sosteniendo ese nivel de resultados en el tiempo”, concluyó el Dr. Magariños.