¿Cómo abordar el bullying a niños y adolescentes con dermatitis atópica?
Los niños y adolescentes con dermatitis atópica (DA) están enfrentando una etapa delicada del año: el frío, la calefacción y el roce con el abrigo pueden generar y exacerbar brotes de su enfermedad. A esto se suma el desafío continuo de mostrar su piel con erupciones en la escuela y exponerse a miradas, bromas y discriminación que, por desconocimiento o falta de empatía, pueden causar angustia, vergüenza, aislamiento y emociones más complejas. Ante la vuelta a la escuela luego de las vacaciones, todas las partes deben contribuir a que estos niños y adolescentes puedan sentirse cómodos con su piel atópica.
La dermatitis atópica es inflamatoria, crónica y recurrente. Se caracteriza por enrojecimiento de la piel, descamación y picazón intensa2. Suele ser más frecuente en la niñez[4],[5]: afecta al 9,7% de los niños y, de ellos, el 27,9% presenta las formas moderada o severa3.
Es una condición presente en casi todas las aulas del país y se ha estudiado que el 52% de los adolescentes con DA presenta cuadros depresivos y 4 de cada 10 sufrieron bullying por su enfermedad. Además, durante los brotes, la mitad refiere preocupación por ser vistos en público y el 36% reportó una disminución en su autoestima1.
“Es muy importante brindar información adecuada en el ámbito escolar y aclarar que la dermatitis atópica no es contagiosa. Los compañeros suelen tener curiosidad porque ven a uno que se aplica cremas en todo el cuerpo varias veces al día y tal vez no usa la misma ropa que el resto para hacer deporte, porque su piel reacciona con el sudor a determinadas telas. Sin embargo, explicando algunos aspectos sencillos, se puede promover más empatía y menos rechazo”, remarcó la Dra. Carla Castro, médica dermatóloga, Coordinadora de la Unidad de Dermatitis Atópica del Servicio de Dermatología del Hospital Universitario Austral e integrante del Grupo de Trabajo de Dermatitis Atópica de la Sociedad Argentina de Dermatología.
Se debe trabajar específicamente sobre casos de bullying. “Los adolescentes se encuentran en pleno desarrollo de su personalidad, de buscar encontrar quiénes son y, teniendo dermatitis atópica moderada a severa, pueden ver muy afectada su autoestima, sus emociones y su calidad de vida; lo último que necesitan es tener que lidiar con prejuicios y desconocimiento por parte de sus compañeros”, aseguró la Dra. María Valeria Angles, médica de planta del Servicio de Dermatología del Hospital Italiano de Buenos Aires y Coordinadora del Grupo de Trabajo de Dermatitis Atópica de la Sociedad Argentina de Dermatología.
Está demostrado que la DA moderada a severa tiene un impacto grande sobre el día a día de los jóvenes. Según una investigación denominada EPI-CARE[6], de la cual participaron pacientes argentinos, los adolescentes con esta enfermedad pierden el 15% de los días de clase por su condición y al menos 7 de cada 10 refirieron un impacto negativo en el sueño, ocio, cansancio y distrés emocional.
Tal como reflexionó la Dra. Castro, “esto también trae una carga sobre la familia, cuyo descanso y rutina también se ven alterados, sumados al impacto de ver a su hijo, hija o hermano sufrir por su enfermedad. Muchos pacientes, asimismo, presentan otras enfermedades asociadas, como alergias alimentarias, asma, rinosinusitis crónica, porque son enfermedades que comparten el mismo proceso inflamatorio, conocido como inflamación de tipo 2”.
Por lo general, la mayoría logra controlar su dermatitis atópica con medidas como humectación periódica de la piel con cremas y emolientes, evitando el contacto con algunas telas, perfumes o cambios de temperatura, entre otros. También se les puede indicar medicamentos con corticoides tópicos o fototerapia y, en caso de necesitarlo por la severidad y persistencia de los síntomas, se puede considerar la administración de medicamentos biológicos, tales como dupilumab[7], cuyo uso en niños desde los 6 años se aprobó a principios de 2022. Este ya venía utilizándose desde 2019 en adultos y desde 2021 desde los 12 años, con excelentes resultados.
“Con este tipo de enfermedades, es importante no resignarse a vivir con síntomas y un control deficiente. Existen cada vez más y mejores alternativas terapéuticas. A veces, los padres dudan sobre dar un paso más en la ‘escala terapéutica’ y pasar a administrar a sus hijos un tratamiento sistémico, y ahí los profesionales debemos llevar tranquilidad y explicar todo lo que se puede esperar de un tratamiento así, pero para determinado grupo de pacientes, está claro que son la mejor opción para controlar las manifestaciones de su enfermedad”, completó la Dra. Angles.