Dermatitis atópica: una enfermedad inflamatoria frecuente de la piel que pica, duele, se infecta y es difícil de tratar

Dermatitis atópica: una enfermedad inflamatoria frecuente de la piel que pica, duele, se infecta y es difícil de tratar
  • Para 6 de cada 10 adultos con la variante de moderada a severa, la picazón es intensa o intolerable. De esta condición mucho no se habla, pero -por el mismo proceso inflamatorio- 7 de cada 10 pacientes presentan además otras enfermedades como asma, rinitis y conjuntivitis alérgica, rinosinusitis crónica y alergias alimentarias.

 

  • Puede generar aislamiento, ansiedad, trastornos del sueño y depresión. Para concientizar sobre esta condición inflamatoria que afecta la piel, la Asociación Argentina de Alergia e Inmunología Clínica y la Sociedad Argentina de Dermatología se unen en el marco del Día Mundial de la Dermatitis Atópica, que se conmemora este 27 de noviembre.

La dermatitis atópica puede impactar significativamente en la vida de los pacientes y -con distintos niveles de severidad- es una de las enfermedades inflamatorias de la piel más frecuentes. Genera síntomas debilitantes como piel seca, picazón intensa y persistente, enrojecimiento, costras y secreciones. Para el Día Mundial de la Dermatitis
Atópica, que se conmemora este 27 de noviembre, la Asociación Argentina de Alergia e Inmunología Clínica y la Sociedad Argentina de Dermatología se unieron para concientizar sobre esta enfermedad.

“La dermatitis atópica presenta múltiples caras, según la edad del paciente, pero su síntoma principal es el prurito, acompañado de piel extremadamente seca y reactiva”, explicó la Dra. Cristina Pascutto, médica dermatóloga, actual
presidente de la Sociedad Argentina de Dermatología (SAD).

Para muchos, la picazón es severa o intolerable. Pica tanto de día como de noche, por lo que 8 de cada 10 pacientes con dermatitis atópica moderada a severa sufren alteraciones del sueño y más de la mitad reporta que la picazón interrumpe su sueño de 5 a 7 noches por semana.

“Algunas personas se rascan dormidas o intentando conciliar el sueño. A veces, el rascado llega a escucharse desde la habitación contigua. Es duro para los padres que ven sufrir a su hijo o para un esposo ver a su pareja en esa
situación. De todos modos, quien más lo padece es el que tiene toda su vida atravesada por picazón, sarpullido, enrojecimiento y dolor”, sugirió elDr. Gabriel Gattolin, Presidente de la Asociación Argentina de Alergia e
Inmunología Clínica (AAAeIC).

La dermatitis atópica pica y mucho. El 50 por ciento de los pacientes, siempre hablando de la variante de moderada a severa, también siente dolor. Las lesiones pueden llegar a cubrir más de la mitad del cuerpo y se manifiestan en áreas sensibles como párpados, cuello, codos, muñecas, rodillas y tobillos. Al rascarse, los pacientes pueden lastimarse aún más y aumentar el riesgo de infecciones.

“Esta enfermedad afecta aspectos cotidianos de la vida como la elección de la ropa, la realización de actividad física, salidas con amigos, irse de paseo, o cuestiones más importantes como la presentación en púbico, las relaciones interpersonales o la actividad sexual. Esto impacta negativamente en términos psicológicos pudiendo generar ansiedad, depresión o aislamiento”, agregó el Dr. Gattolin.

“Si bien uno de los elementos para llegar al diagnóstico son las localizaciones típicas donde aparecen la lesiones, en algunos pacientes se da una distribución diferente con aspectos parecidos a otras condiciones como eczema numular, prurigo, dermatitis seborreica, psoriasis, sarna y hasta reacciones medicamentosas. Por lo tanto, para llegar al diagnóstico correcto, muchas veces es necesario realizar otros estudios más específicos”, describió la Dra. Pascutto.

“Cuando el paciente llega a la consulta por primera vez, se le pregunta si tuvo algún tipo de manifestación de las vías respiratorias, porque es altamente frecuente que presenten cuadros de asma, rinitis y conjuntivitis alérgica, rinosinusitis crónica y alergias alimentarias. También se lo indaga sobre antecedentes familiares, además de confirmar, claro está, la existencia de lesiones cutáneas o piel extremadamente seca”, refirió la especialista.

El Dr. Gattolín reconoció que “el prurito que sufren es el criterio mayor de diagnóstico y el motivo central por el que van a la consulta. No obstante, el enrojecimiento, la piel hinchada, agrietada, gruesa y supurante condicionan un cuadro complejo, muchas veces severo y difícil de tratar”.

Suele ser considerada una condición de la infancia, porque afecta a entre el 5 y el 20 por ciento de los niños, de los cuales entre el 10 y el 40% presenta la forma severa. De todos modos, en 3 de cada 10 casos continúa tras la pubertad y, de hecho, algunos pacientes inclusive experimentan los primeros síntomas recién de grandes.

Pero más allá de estos datos estadísticos, remarcó el Dr. Gattolin, “estos pacientes  hacen numerosas consultas, cambian constantemente de médico y muchas veces son tratados inadecuadamente, por lo que su vida se transforma en un peregrinar de padecimiento”.

En esta condición, se da lo que se denomina un ciclo entre la picazón y el acto de rascar, que genera aún más picazón. En primera instancia, las células del sistema inmune envían señales para que se inflame la superficie de la piel y esto hace que pique. Al rascarse, se rompe la barrera de la superficie de la piel, permitiendo el ingreso de virus, bacterias y alérgenos. Esto, a su vez, reactiva las células del sistema inmune, las que envían señales que producen más picazón, enrojecimiento y sarpullido.

Hay factores que contribuyen a la aparición de brotes y deben ser evitados:

  • Estrés
  • Alérgenos alimentarios (huevo, leche, trigo, soja, maní, otros)
  • Aeroalérgenos (ácaros del polvo, malezas, epitelios de animales, hongos,
    otros)
  • Irritantes tipo limpiadores cutáneos, ropa de lana o fibras sintéticas
  • Agua caliente
  • Jabones de mala calidad y detergentes agresivos
  • Clima con temperaturas extremas, humedad o sequedad excesiva
  • Infecciones de la piel por determinados microorganismos

Desde la Sociedad Argentina de Dermatología, puntualizaron que la recomendación más importante se basa  en el cuidado de la piel y  el control de la piel seca, “restableciendo la barrera cutánea a través de la utilización de productos de higiene y emolientes adecuados y específicos para este tipo de pieles, para evitar de esta forma el rascado, la exacerbación de las lesiones y las sobreinfecciones”.

Ésta es una enfermedad multifactorial en la que el tratamiento debe ir dirigido a mejorar la barrera cutánea (integridad de la piel), evitar su deshidratación y tratar la inflamación. Por tanto, mantener la piel humectada e hidratada con cremas para tal fin es la medida más importante. Todos los compuestos con avena también ayudan, ya que ésta es un antiinflamatorio natural para la piel.

Los rayos ultravioletas colaboran, por lo que se recomienda exponerse al sol, pero antes de las 10 ó después de las 18 horas, porque los rayos más abrasivos pueden deshidratar la piel y ser contraproducentes.

Muchos pacientes que presentan la forma moderada a severa reportan padecer picazón a pesar de utilizar las alternativas terapéuticas disponibles, lo que implica que existe una necesidad insatisfecha en términos de tratamiento. “El desarrollo de nuevos fármacos dirigidos a inhibir los procesos desencadenantes de la inflamación, con un buen perfil de seguridad, nos abre un panorama prometedor para el futuro próximo”, agregó la Dra. Pascutto.

El impacto en la calidad de vida

La dermatitis atópica puede ocasionar baja autoestima, temor a ser visto, sufrir bullying y favorecer el desarrollo de depresión. 4 de cada 10 personas con dermatitis atópica sienten vergüenza por su condición y la mitad de los
pacientes se siente frustrada por su enfermedad con frecuencia o siempre.

Quienes padecen dermatitis atópica de moderada a severa se ausentan del trabajo el triple que el resto de la gente. En promedio, los adolescentes pierden 26 días de clase al año por esta condición, a razón de 3,5 días por cada episodio. Durante una exacerbación, la mitad (50%) de los adolescentes manifestó tener resguardos acerca de ser vistos en público y el 36% presentaba una disminución de la confianza en sí mismos.

Janet Melano

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