Enfermedad Inflamatoria Intestinal: una condición en franco aumento
El 19 de mayo se conmemora el Día Mundial de este grupo de afecciones.
“Históricamente, se ha postulado que la mayor prevalencia de la Enfermedad Inflamatoria Intestinal (EII) se daba en los países desarrollados, en teoría por una gran influencia de la ‘occidentalización’ del estilo de vida. No obstante, en la actualidad, se observa que se incrementa en los nuevos países industrializados de Asia, América del Sur y Oriente Medio y se ha convertido en una enfermedad global, que está en aumento en todos los continentes. Sólo en el Hospital de Gastroenterología ‘Dr. Carlos Bonorino Udaondo’, se realizan cada año alrededor de 4.000 consultas ambulatorias de EII y se internan unos 140 pacientes afectados por estas enfermedades, contando con un registro electrónico acumulativo, diseñado por el grupo, de más de 4.000 pacientes desde el inicio de su actividad en 1990, atendidos por un equipo especializado de profesionales que como las múltiples Unidades Internacionales del mismo tema, trabaja multidisciplinariamente, e incluye una enfermera para soporte, comunicación con los pacientes, y tratamientos especializados. La afirmación fue realizada por especialistas en pleno marco del Día Mundial de la Enfermedad Inflamatoria Intestinal, que se conmemora el 19 de mayo.
Si bien no se conocen las causas de estas patologías autoinmunes, habría sustancias relacionadas con la industrialización que están actuando como gatillos del sistema inmunológico. El intestino posee una capa de células (epitelio) que forman una barrera, que debería proteger al organismo del acceso descontrolado de diversos agresores presentes en la luz intestino. Si la permeabilidad está aumentada, se produce una estimulación inadecuada (exagerada) del sistema inmunológico (mediado por estímulos que, entre otros, pueden ser generados por microorganismos como bacterias que colonizan el intestino, o bien, componentes de los alimentos que ingerimos, productos químicos industriales, la contaminación ambiental o el tabaquismo (dependiendo del tipo de enfermedad).
Desde la comunidad médica, se hace hincapié en la necesidad de brindar el soporte que tanto necesitan estos pacientes que ven enormemente impactada su calidad de vida debido a síntomas como diarrea, pérdida de peso, cansancio, fiebre o febrícula, sangrado rectal, dolor abdominal, obstrucción intestinal y fístulas (comunicaciones anormales entre diversas asas intestinales entre sí y/o con otros órganos como la piel, por ej: hacia la pared del abdomen, el sistema urinario, el aparato genital, o la región perianal) presentando ya sea drenaje del fluido intestinal, o formando abscesos y/o en caso lesiones anales posibles fisuras.
Además puede cursar con manifestaciones autoinmunes fuera del tracto gastrointestinal, como en las articulaciones (artritis o dolor), distintas lesiones de la piel, oculares (uveítis, iritis), hepáticas, tromboembólicas y varias más. Estas enfermedades presentan un incremento del número de hospitalizaciones, cirugías y casos de discapacidad, al igual que la necesidad de estudios diagnósticos y controles para el seguimiento. Muchas de las complicaciones pueden prevenirse o revertir con tratamiento y control adecuado.
Desde una Asociación sin fines de Lucro: Grupo Argentino de Enfermedad de Crohn y Colitis Ulcerosa (GADECCU), que la doctora preside, se persigue el objetivo de mejorar la calidad de vida de estos pacientes.
“Se estima que a nivel mundial habría 6 millones de personas con enfermedad inflamatoria intestinal. En Argentina, dada la diversidad y multiplicidad de los sistemas de salud, es muy difícil calcular la prevalencia, pero se supone que cada 100 mil habitantes, podría haber entre 75 y 100 personas afectadas, lo que daría un total cercano a entre 30 mil y 40 mil pacientes, pero esto debe ser corroborado”, sostuvo la Dra. Alicia Sambuelli, médica gastroenteróloga, coordinadora del Grupo de Trabajo de Enfermedades Inflamatorias Intestinales del Hospital de Gastroenterología ‘Dr. Carlos Bonorino Udaondo’.
“Todas las enfermedades autoinmunes están aumentando en forma desmedida. Más allá de que previamente podría haber existido un subdiagnóstico, hoy las EII presentan un incremento real. En el hospital, hemos experimentado un crecimiento enorme de la cantidad de pacientes, con una curva ascendente impresionante a partir del año 2000 demostrando que teníamos una necesidad insatisfecha de la salud; podemos decir que se duplicaron los casos, al menos en nuestro Servicio, pero, inclusive los centros que se dedican al tema se multiplicaron”, agregó la Dra. Sambuelli.
Si bien hay un subgrupo que debuta con la enfermedad luego de los 60 ó 65 años, son enfermedades que se dan principalmente en la gente joven, entre la segunda, tercera y cuarta década de la vida, en plena etapa de capacitación, desarrollo laboral y familiar.
En cuanto a las opciones terapéuticas que se utilizan para tratar las EII, la Dra. Sambuelli afirmó que “hay diversas alternativas disponibles que varían según el tipo de enfermedad, la severidad, los factores pronósticos y las comorbilidades, y hay otras drogas en etapa de investigación; el panorama para estos pacientes es cada vez mejor porque a ritmo vertiginoso se están elaborando opciones cada vez más novedosas. En ocasiones, es importante que los pacientes puedan acceder rápidamente a las medicaciones que requieren para que no se agrave su condición incrementando los costos de todo tipo, necesitando en ocasiones que se simplifiquen y agilicen los trámites. Es fundamental que, al igual que en los países de alto nivel de desarrollo, los estados nacionales y provinciales tengan conciencia de que estas enfermedades existen, que son importantes y que pueden alterar profundamente la calidad de vida de quien las sufre”, concluyó.
Qué son las EII
Según explicó la especialista, la colitis ulcerosa y enfermedad de Crohn son los dos extremos del espectro. La colitis ulcerosa afecta el intestino grueso (colon) desde su porción más inferior (recto), extendiéndose hacia arriba en forma continua y en longitud variable. La enfermedad de Crohn puede afectar una o más porciones del intestino delgado, el colon (intestino grueso, con recto comprometido sólo en la mitad de los casos) y raramente otras partes del tubo digestivo, pudiendo intercalarse zonas sanas y lesionadas.
En cambio, las denominadas enfermedades inflamatorias inclasificables y la colitis indeterminada (diagnosticada sólo por pieza quirúrgica) no se pueden ubicar dentro de ninguna de las dos mencionadas. Un grupo de las mismas evoluciona a un diagnóstico definitivo, pero otras no.
“Estas enfermedades son orgánicas, no son funcionales, no tienen nada que ver con el síndrome de intestino irritable. Al ser orgánicas hay lesiones detectables en el intestino evidenciables con endoscopías o con biopsias, o en estudios por imágenes; además tienen síntomas que pueden llegar a ser importantes, convirtiéndolas en potencialmente severas, con potencial aparición de complicaciones o requerimiento de internaciones y cirugías”, aseveró.
Diagnóstico y tratamiento
Para la detección de la colitis ulcerosa y de la enfermedad de Crohn, se utilizan estudios como la ileocolonoscopía con biopsias, enterotomografía, enteroresonancia y videocápsula del intestino delgado, entre otros.
Más recientemente, en el contexto de marcadores de actividad, que se manejaban con marcadores serológicos, se empezó a utilizar el estudio denominado ‘calprotectina fecal’, que permite cuantificar el grado de inflamación; esto en determinados momentos sirve para diferenciar entre una enfermedad nada más que funcional, como el intestino irritable -en donde no hay lesión- y una enfermedad orgánica que puede o no ser una EII.
Además, según señaló la Dra. Sambuelli, “una vez que se hace el diagnóstico, la calprotectina fecal es útil para controlar la actividad de la lesión, aunque el paciente esté sin síntomas entre la colonoscopias, es decir, funciona como alarma para detectar si un paciente se está activando y para controlar si el tratamiento está haciendo efecto. Por otra parte, debido a la agresividad de sus síntomas, el nivel de subdiagnóstico en la EII es bajo e infrecuente”.