Cada vez más mujeres retrasan su maternidad sin atender al reloj biológico
Retrasar la maternidad es una tendencia social universal, relacionada con dos fenómenos fundamentales: la priorización del desarrollo personal y profesional de la mujer y la postergación de la consolidación de la pareja y del proyecto de formar una familia. La Sociedad Argentina de Medicina Reproductiva y la asociación civil Concebir observan que, lamentablemente, desde hace muchos años la edad promedio de ingreso de las pacientes a tratamientos de fertilización asistida se ubica luego de los 38 años, cuando el ovocito ya perdió gran parte de su capacidad y es mucho más difícil lograr el embarazo. Por este motivo, y en pleno marco de Junio, el Mes Internacional del Cuidado de la Fertilidad, invitan a las parejas a no perder de vista el reloj biológico de la mujer y a conversar con el especialista en medicina reproductiva sobre el estado de su fertilidad, para tomar decisiones informadas sobre los riesgos de postergar o la concepción.
“La mujer no toma conciencia de esta situación, existe un amplio desconocimiento. Todavía se relaciona al cese de la función reproductiva estrictamente con la menopausia, es decir, con los 45 o más años, pero es un error. Lo cierto es que hay más chances de concebir un hijo cuando la mujer tiene menos de 35 años, pero la competencia de los óvulos (su capacidad de generar un bebé sano) es superior, la ideal, por debajo de los 30. Necesitamos llevar adelante campañas de concientización para que las parejas estén al tanto de esta situación”, advirtió la Dra. Stella Lancuba, médica especialista en Salud Reproductiva, vicepresidente de la Sociedad Argentina de Medicina Reproductiva.
No obstante, aunque la vitrificación de óvulos constituye para algunas mujeres una excelente opción para retrasar con cierta tranquilidad la búsqueda del embarazo (con la posibilidad de disponer de este reservorio biológico para ser utilizado cuando decidan emprender la maternidad) la especialista reconoció que también en estos casos se está llegando tarde a los procedimientos.
“Las últimas publicaciones respecto de la vitrificación de óvulos que han aparecido en las estadísticas europeas demuestran que si la mujer vitrifica sus óvulos antes de los 29 años, la tasa de efectividad clínica es mayor al 90%, es decir, que casi todas lograrán embarazos. En tanto, si la mujer vitrifica entre los 30 y 35 años la tasa de éxito cae al 45% por intento, y si la mujer vitrifica luego de los 36 años esa chance es menor al 30 por ciento”, explicó.
Para Gisela de Antón, que recurrió a técnicas de reproducción asistida durante mucho tiempo y hoy es presidenta de la Asociación Civil Concebir, “generalmente la decisión de cuándo hacer la consulta sobre fertilidad pasa por la información que se recibe del ginecólogo. Muchas veces, en nuestros talleres escuchamos que los ginecólogos les dicen a las pacientes que está todo bien, que no se preocupen tanto, cuando en realidad deberían ser los primeros en indicarles que a partir de cierta edad, lograr un embarazo puede ser más complejo”.
“Nuestro objetivo, como médicos especialistas, para los próximos 10 años, es que todas las pacientes consulten a profesionales certificados en centros acreditados para poder realizar el mejor diagnóstico y la mejor orientación en términos de cuidados de la salud reproductiva. Hoy el concepto de la espera para hacer la consulta sobre fertilidad no va más, hay un cambio de paradigma, porque la espera es lo que hace perder la potencialidad. Toda mujer a partir de los 25 años debería acercarse a una consulta de prevención con un especialista certificado”, aseguró la Dra. Lancuba.
“En la actualidad, sabemos que los tratamientos de fertilización con óvulos propios después de los 41 años tienen una probabilidad de nacimiento de bebé sano por ciclo menor al 3.7%. No queremos hacer tratamientos que fracasen: queremos que nuestra paciente llegue contenta sin costo físico ni emocional al bebé nacido, y para que esto se logre, el tratamiento de fertilización hay que realizarlo antes de los 37 años”, aclaró la Dra. Lancuba.
De acuerdo con lo señalado por la experta, la mayoría de los bebés nacidos por tratamientos de fertilización después de los 41 años, en un alto porcentaje -más del 80%- se debe a que la mamá optó por utilizar un óvulo donado. “La ovodonación es maravillosa pero implica la utilización de óvulos ajenos a partir de una donante fértil menor de 30 años. Las pacientes deben conocer esta realidad”, enfatizó.
Para la presidenta de Concebir, “los tratamientos de fertilización ofrecen un sin fin de oportunidades, pero si querés hacerlo con tu propio material genético, sí o sí tenés que tomar ciertos recaudos. Nos hacemos de todo para estar bárbaras: tratamiento de belleza, cirugías, nos matamos en el gimnasio, vida sana, pero la realidad es que el reloj biológico nos marca la edad que tenemos, la reserva de óvulos de que disponemos y si son o no de buena calidad. Hay que estar lindas, pero sin descuidar nuestra salud reproductiva”.
En cuanto a la cobertura de los tratamientos de fertilización asistida, la Sra. de Antón destacó que “pese a que ya van 4 años de vigencia de la ley, todavía sigue siendo complicada. En enero tuvimos una nueva resolución del Ministerio de Salud de la Nación que aclara qué es un tratamiento, porque las obras sociales y las prepagas muchas veces contaban como tratamiento una sola transferencia de embriones, hoy se sabe que son 9 chances. Además, estamos a la espera de regulación de las técnicas, porque allí va a quedar conformado finalmente el registro de donantes que sirve desde la parte médica para saber cuántas veces donó una persona (hombre o mujer) y dónde lo hizo y la cantidad de nacidos por cada donante, entre otras cosas. Además como usuarios de esos bancos de gametas buscamos que el día de mañana nuestros hijos puedan recurrir a los datos del donante si lo desean”, concluyó.