Solo se trata adecuadamente 1 de cada 4 casos de depresión
A nivel mundial, cerca de 1 de cada 10 personas en la población general sufre de depresión y 1 de cada 5 puede padecerla en algún momento de la vida.Confundir esta enfermedad con la tristeza, el estigma social que persiste alrededor de las enfermedades mentales y la creencia errónea de que la persona deprimida tiene que ‘poner voluntad’ para salir adelante son factores que, según afirma un especialista, complican el diagnóstico y el tratamiento de la depresión.
Aunque los signos para identificar un cuadro de depresión están bien definidos y son claros, sólo 1 de cada 4 personas afectadas recibe el tratamiento adecuado. Esta situación preocupa y fue abordada en una mesa redonda para especialistas organizada días atrás por el laboratorio Teva, adonde se debatieron estrategias terapéuticas en torno a la depresión y al trastorno bipolar.
“Lo primero que hay que tener en claro es que la depresión es una enfermedad. Muchas enfermedades psiquiátricas, sobre todo esta que es más prevalente, tienen un estigma que no presentan otras patologías crónicas, lo que complica el diagnóstico. Esto hace que un porcentaje considerable de pacientes niegue su condición y sostenga que solo está triste o que ‘poniendo voluntad’ alcanza para superarla, cuando en realidad necesita tratamiento médico integral”, señaló el Dr. Daniel Mosca, médico psiquiatra del Hospital Alvear y del Servicio de Atención Médica de Emergencias de la Ciudad de Buenos Aires, SAME.
La depresión es una enfermedad psiquiátrica caracterizada por tristeza persistente, sentimiento de pesimismo, culpa, irritabilidad, falta de interés o de placer por las actividades que se realizan, fatiga o disminución de la energía, trastornos de la alimentación o en el peso, moverse o hablar más lentamente, dificultad para relajarse o conciliar el sueño, o dormir demasiado, tener una pobre imagen de sí mismo, dificultad para tomar decisiones, concentrarse y recordar, dolores generales y problemas digestivos sin causa aparente y, en casos más graves, la aparición de ideas suicidas.
Sin lugar a dudas, la depresión es multicausal: influyen antecedentes familiares o personales de depresión, cambios importantes, traumas o estrés, ciertas enfermedades o medicaciones, tener baja autoestima, ser pesimista, exposición continua a violencia, negligencia, abuso, pobreza, factores químicos del cerebro y la carga genética.
En la misma línea, el psiquiatra hizo hincapié en la importancia de diferenciar la depresión de la tristeza normal. “Todas las personas experimentan tristeza en determinados contextos, frente a duelos o pérdidas, son etapas normales, que empiezan y terminan, estos no son cuadros de depresión. Sí es necesario estar atento a que no desencadenen o devengan en una depresión, algo que es posible, pero afortunadamente no es lo más probable”.
Además, sostuvo el Dr. Mosca, si se hiciera un corte longitudinal de la población, “se vería que un 10 por ciento de la gente está deprimida, es decir, que 1 de cada 10 personas que caminan por la calle tiene una depresión. Si se considera la probabilidad de que una persona en algún momento de su historia sufra un episodio depresivo, esta cifra se duplica: 1 de cada 5, con lo cual nadie está exento de tener una depresión, como con cualquier enfermedad crónica”, subrayó el especialista en el marco del encuentro organizado por el laboratorio Teva.
El tratamiento de la depresión, cuando es leve, puede consistir en la indicación de psicoterapia, cambios en el estilo de vida, gimnasia, actividades aeróbicas, dormir lo suficiente, llevar una dieta saludable y evitar el alcohol. Por el contrario, cualquier depresión moderada o grave debe estar adecuadamente medicada y contar con seguimiento médico4.
“Años atrás, los psiquiatras nos conformábamos con que los pacientes mejoraran. Ahora, además, buscamos que no tengan ningún síntoma y que recuperen su funcionalidad y bienestar; que en algún momento vuelvan a ser quienes eran antes de la depresión”, indicó el Dr. Mosca.
Un punto no menor en las estrategias terapéuticas es la adherencia de los pacientes al tratamiento, situación que muchas veces puede resultar un verdadero obstáculo: “al comienzo del tratamiento, los pacientes suelen adherir adecuadamente, sobre todo porque perciben que tienen un problema. Es más difícil que se mantenga así a los 6 ó 9 meses, cuando los síntomas desaparecieron, pero sigue siendo absolutamente necesario que se cumpla con la terapia. Esto en ocasiones provoca recaídas y el tratamiento se hace cada vez más difícil”, agregó el especialista.
En este aspecto, puede transformarse en vital el soporte que representan los cuidadores, que suelen ser familiares y seres queridos que acompañan y asumen un papel protagónico en el manejo de las cuestiones vinculadas a la atención especial que requiere la persona. En ocasiones, será haciendo un seguimiento de la administración de medicación, acompañando a turnos médicos o a la realización de estudios, o bien con actividades que contribuyan a mejorar el bienestar del paciente.
“Son fundamentales la psicoeducación y el sostén familiar del paciente, porque cuanto más tempranamente se implemente el diagnóstico y se ponga en práctica una estrategia terapéutica, más rápido se ayuda a la persona y a todo su entorno”, remarcó el Dr. Mosca.
La depresión ‘bipolar’
Dentro de los cuadros de depresión, existe también lo que se conoce como depresión bipolar, que se encuentra dentro de un trastorno bipolar. El trastorno bipolar se caracteriza por períodos en donde el paciente va a estar deprimido y por otros en donde va a estar maníaco o hipomaníaco3, esto es tener dificultad para dormir o dormir pocas horas por la noche y al día siguiente no sentir cansancio. Otra de las particularidades es que son personas que hacen gastos excesivos, tienen una excesiva sexualidad y presentan megalomanía (creerse en todo momento que son grandiosos)[6].
Además, como signo particular, estos pacientes suelen tener decenas de planes, la mayoría de ellos fantásticos e irrealizables y, por otro lado, una velocidad para hablar y transmitir ideas que hace que en muchas ocasiones terminen perdiendo la línea de conversación.
“En casos de trastorno bipolar, cuando el paciente está en episodios depresivos, hay que hacer un diagnóstico diferencial, los psiquiatras debemos estar atentos, porque son parecidos a los de la depresión habitual, o ‘unipolar’, donde el paciente sólo va a estar deprimido. En cambio, en el trastorno bipolar se está frente a un paciente que, además de depresiones, va a sufrir estos episodios en los que se siente fantástico, entonces suele negarse a ser tratado”, concluyó el Dr. Mosca.